La noche del 29 de diciembre leía en Ad Age un texto de Derek Walker en el que recogía una conversación con sus dos hijos pequeños: - el más pequeño: Papá, yo de mayor quiero ser como tú y no tener nunca un trabajo. - el padre: Vaya, ¿Qué os hace pensar que yo no tengo un trabajo? - el mayor: Siempre estás hablando, leyendo, escribiendo sobre publicidad. Eso no es un trabajo, disfrutas demasiado con él. ¿Los jóvenes lo ven así ahora? He pasado media vida en una agencia, sin tener un trabajo, disfrutando con lo que hacía junto a un grupo de amigos. Añoro aquellos primeros años, cuando disfrutábamos demasiado. Luego llegaron otros inversores que compraron la agencia, y empecé a tener un trabajo, se me fue acabando el disfrutar. Dirigir una agencia se hizo, claramente, un trabajo; nada apasionante, ni susceptible de entusiasmos diarios. Era meramente dirigir un negocio, otra cosa.Ya no estoy en una agencia, y me pregunto ¿cómo son ahora?, ¿hay quien disfrute en ellas?, ¿en las grandes?, ¿en las más pequeñas?, ¿los jóvenes?, ¿los becarios?... No me digáis que sólo disfrutan los becarios. Quiero pensar que sí, que hay en las agencias actuales muchas personas que disfrutan con lo que están haciendo, que -como dirían los hijos de Derek- no tienen un trabajo. Si nadie disfruta, si piensan que lo que tienen es meramente un trabajo, es que nuestra profesión está enferma, el virus del negocio está devorando al oficio. Y ya nada será igual, hasta que los ahora becarios cambien el modelo de negocio y así conserven sana la profesión publicitaria. ¿Alguien que esté viviendo hoy en las agencias quiere comentar sus experiencias? Nick Spicy. Socio de la Academia. [/one_half_last]